28.11.08

Cuento navideño.


En un mundo triste
En un mundo triste, dominado por las malas noticias y la decepciónEn donde todo era confuso y se había perdido la ilusión....Donde el valor de las personas se medía a través del éxito, el poder y el dinero....En donde los adultos anhelaban lo de los otros.Donde la vida se había convertido en una competencia por acumular tesoros materiales, dejando escapar la fortuna de ser uno mismo..... Los adultos habían dejado de creer en la magia de la navidadNadie se hacia responsable de nada, ni intentaba cambiar y si alguien era solidario, no era suficiente.Porque se había perdido la fe en un mundo mejor Las navidades se habían convertido en una carrera de compras navideñasEn largas listas escritas por los niños pidiendo juguetes que luego se cansarían de tener.En días después con contenedores de basura desbordados de cajas y envoltorios. Eran navidades de muchos niños deseando tener la calidez y la simpleza de un hogar en familiaDe muchos otros que no valoraban esa sencillez, porque no le habían enseñado más que cosas superfluas.Niños tristes y sobreprotegidos. Padres cansados y agobiados. Un día un niño le preguntó a su mamá:- ¿Por qué los adultos se ponen tristes en navidad?.Y la mamá contestó-Porque recordamos momentos de la infancia, momentos que se han esfumado al crecer, afectos que se han ido para no volver, metas que no hemos podido alcanzar y cosas que nos faltan para ser feliz .El niño no se había quedado conforme con esa respuesta.Y de sentirse así de triste al llegar a adulto, prefería seguir siendo un niño para no perder la ilusión. El niño se llamaba Nicolás, tenía 8 años y había decidido pedirle a Papá Noel esas navidades, que volviera la magia navideña para quedarse. La noche de navidad soñó con un niño huérfano que repartía su fortuna entre los que menos tenían. Al día siguiente abrió sus regalos y decidió quedarse solo con uno, el resto los repartió con otros niños de su escuela. Su madre, que lo había acompañado a repartir los regalos, pudo percibir la ilusión en la cara de su hijo. Pudo comprobar la riqueza de espíritu de su hijo. A partir de esa navidad, Nicolás y su madre compartían sus pertenencias con los demás. Poco a poco comenzaron a imitar sus acciones en el colegio, en el barrio y en su ciudad.
Un acto simple de generosidad y entrega comenzó a circular de boca en boca de forma rápida.
No solo durante las fiestas las personas se habían vueltos solidarias, sino a los largo de todo el año En las navidades los adultos se sentían plenos, ya no sentían tristeza . Al cabo de unos años, el sueño de Nicolás se expandió por el mundo, la ilusión volvió de la mano del altruismo de las personas. El avaro y el codiciosa era mal visto.Todas las personas eran generosas....la sociedad y sus representantes habían cambiado, a partir de un pequeño gesto de un niño de 8 años. Las navidades volvieron a tener sentido. El espíritu de San Nicolás de Bari había vuelto para quedarse.
De Florencia Moragas en homenaje a sus abuelos y bisabuelos de la zona Bari-Italia y dedicado a su hijo.
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